Fire! Fire!!!

Yomero se sintió muy tonto en ese momento. Era su primer tarea en su primer trabajo y la había hecho mal. Todos se reían de él.

A partir de ese momento trató de esforzarse más. Lo malo es que como no sabía que hacer, no atinaba mucho con su cooperación.

Así, llegaron las 13:00 hrs. El cabo dió la indicación de que era la hora de comer.

"Chavo, saca tu lunch"--le dijo un compañero de cuadrilla.

"¿Lunch"? --pensó Yomero, "nadie dijo que había que traer lunch".

Todos hicieron un círculo y se sentaron en el pasto. Pusieron sus viandas en el centro del círculo y comenzaron a comer. Yomero permanecía a la distancia, consciente de que al no haber llevado comida, no tenía derecho a participar del festín.

"¿Que no vas a comer chavo?"--le gritó el chofer de la cuadrilla.

"No, gracias..."-- contestó Yomero, "yo ya comí ayer".

"Vente a comer"--le ordenó el cabo, "mañana te toca traer doble".

Yomero se sintió apenado, pero tuvo temor de que lo fueran a tachar de sangrón [?] así que se acercó al centro del círculo y tomó un visiblemente apetitoso taco.

Asestó el primer mordisco y sintió que sus mucosas bucales se corroían: era un taco de puras rajas de chile!

Y es que quizás no les he comentado que la salsa más picosa que usaba la Ru para cocinar era la Ketchup: enchiladas, pollo, carne, todo con salsa de tomate.

Yomero sintió que los colores se le subían y sintió ganas de escupir el bocado [en este momento no estoy seguro de si era bocado o bolo alimenticio] pero en vez de ello lo deglutió. No podía respirar y mucho menos hablar, pero comenzó a caminar buscando una tiendita de la esquina para comprarse un refresco o algo que le ayudara con el escozor que consumía su boca.

Nada. Kilómetros de sembradíos de caña ocupaban los alrededores.

Yomero tuvo que internarse en la estación de bombeo a buscar una llave de agua. Encontró una manguera conectada a uu tubo azul, y abrió la válvula. Comenzó a salir agua muy caliente, ya que la manguera era negra y tenía un buen rato tirada al sol.

Después de unos instantes el agua salió mas fresca y Yomero acercó sus lacerados labios al chorro del vital líquido y comenzó a sorber.

Poco a poco se fué calmando la sensación de ardor y Yomero recuperó el habla, la respiración y la compostura. Un tipo que pasaba le dijo a Yomero que no tomara de esa agua porque era agua que tenía mucho tiempo almacenada en los tanques de metal, que mejor fuera al cuarto de control y que ahí había agua potable, pero a Yomero no pareció importarle.

Cuando regresó al ruedo de comensales, se limitó a mirar. No podía exponerse a otra 'picazón'.

"Otro taco chavo, o ¿no te gustan los tacos?" --preguntó el chofer con mirada acusadora.

Yomero temió lo peor: ser señalado, marcado, marginado, encasillado por no saberse integrar al grupo.

"Si gracias, es que no quiero abusar"-- contestó Yomero. Se acercó al ruedo, tomó un taco de otra pila y se alejó un poco. Lo guardó en la bolsa de su pantalón y comenzó a simular que masticaba. Y así lo hizo dos veces más. El problema era que hacer con los tacos, porque no llevaba mochila; no podía arriesgarse a tirarlos y que alguien los encontrara; tampoco podía quedarse con ellos en la bolsa, porque seguramente se desbaratarían y le mancharían la ropa. Así que subió a la camioneta y los metió dentro de una caja de herramientas que no habían bajado.

"¿Qué estas haciendo??????"--le gritó el cabo, que estaba de pié detrás de Yomero.

"¿Yo?"-- preguntó Yomero, "este, este, es que...."

Continuará...