lunes, 26 de febrero de 2007

Toro... toro!!!

"¿Cómo que cual jotito mi Súper?, pus el del estanquillo de pedióricos (saco mis propias conclusiones)..."-- le dijo la Muerte.
"Aaahhhh, ése... Ah si no manches Muerte, 'ta re gacho" --contestó Yomero sintiéndose el wey mas wey del mundo.
"Es que por acá abundan... Y hay quienes se van con la finta." --aseveró la Muerte.
"Si 'ca. Pero uno que's bien tigre... al tiro mi Muerte" -- dijo Yomero tronando los dedos.

Y pues comenzaron a caminar por el 'downtown'; la Muerte le tiraba a Yomero un codazo cada vez que una fémina de buen ver [aunque habría que evaluar los estándares de belleza de la Muerte] se aproximaba por la acera, y Yomero le contestaba con otro, hasta que les dieron las 9 pm.

"Que onda Muerte, y si ya nos regresamos? Es que ya no aguanto los pies; siento que ya está lista la barbacoa de pata" -- le preguntó Yomero a la Muerte.

Y es que no les he comentado que Yomero iba con el uniforme de Pemex, con unas botas hasta las pompas, pantalón y camisa de algodón y una gorra de los 'Dóyers', mientras que la Muerte llevaba unas bermudas, su camiseta de los 'Bukis' y sus chanclas de pata de gallo.

"Trinche Súper, pus que no trajistes ropa de calle, acá?" --le dijo la Muerte mientras lo barría de arriba a abajo.
"No Muerte, que no ves que no pensaba quedarme? Si ni otros calzones me traje. Mejor vamos a ver si está abierta una tienda en donde pueda comprarme unos" -- dijo Yomero mientras se imaginaba toda la semana usando los mismos chones. "Lo bueno que he estado tomando antioxidantes, y así no dejaré manchas de óxido..." --pensó.
Luego de conseguir unos chones [que por cierto eran de nylon, contrario a lo que la Ru le había dicho siempre a Yomero, que siempre los usara de algodón, por aquellos de las infecciones vaginales] se regresaron para la pensión de doña Febro.
"Hasta mañana mi Súper, no te vaigas a quedar dormido porque el carro pasa puntualito a las 6." --se despedía la Muerte.
Yomero contestó "Sale Muerte. Buenas".
Y se dirigió hacia su cuarto. La 'habitación' tenía techo de lámina, paredes recubiertas de un texturizado decorativo especial [que en mi tierra le llamamos cal] y piso de cemento pulido. Una ventana permitía la entrada de algo de luz de la calle. Puerta de lámina y cristal de gota. Yomero entró y se dió cuenta de que en la cama de junto [porque en cada cuarto había dos camas] estaba durmiendo un 'bato' moreno [como el mouse que tienes en tu mano] y grandote el desgraciado. Silenciosamente se toda quitó la ropa [menos los chones] y se metió debajo de la sábana [pero de la otra cama eh?]. El calor lo hizo destaparse casi inmediatamente. Sudaba copiosamente, pero intentó dormir. Casi eran las 10:30 pm.
"Mejor será dormirme temprano, no me vaya yo a seguir de frente, ni despertador traje" --pensó. Cerro los ojos. De pronto, el roommate liberó una flatulencia [Se denomina meteorismo, flatulencia o flato a la mezcla de gases que se expulsa por el ano con un sonido y olor característicos. Esta mezcla está producida por bacterias y levaduras simbióticas que viven en el tracto gastrointestinal de los mamíferos y de partículas aerosolizadas de sus excrementos. Una vez expelida del organismo, la ventosidad recibe el nombre de pedo, y la acción que produce su expulsión, tirarse (o echarse) (o rufarse) ( o tronar) un pedo, o simplemente peerse. Sin embargo, muchas personas consideran estos términos ofensivos y emplean otras alternativas eufemísticas para referirse a ellos.] bien cañona. "No manches..."--pensaba Yomero, "lo que me faltaba... Y yo que siempre como con aceite de gardenia..."
El sueño comenzaba a vencerlo. Silencio total. De repente, sintió algo de comezón en su pata izquierda. Se rascó con los callos de la otra. Más silencio. Más comezón, ahora en la otra pata. "Me lleva la monja. Creo que esta cama tiene chinches" -- pensó, tratando de conservar la calma mientras recordaba todas las enseñanzas de la Ru. Ella le dijo alguna vez que en las camas sucias, anidan las chinches, especie de insecto parásito comedor de sangre humana. Se tapó los pies con la sábana, pero el calor lo obligaba a destaparse otra vez. Más comezón cada vez...
"O roña..." --pensaba, rascándose frenéticamente un pie con el otro, provocando que la cama rechinara ligeramente. Se tapó. Se volvió a destapar. Miró su reloj: 12:30 am. 38° C. Se levantó para pisar el suelo ligeramente fresco. Pensó en que quizás habría alacranes. Mejor se volvió a acostar. Silencio total otra vez. Otra flatulencia del vecino, pero esta vez de a 'puerquito', que son las mas letales...
Se comenzó a rascar otra vez. En eso el roommate se sentó en su propia cama y le gritó: "Ya estate quieto. No dejas dormir ca'on!!!!".
"Perdón señor, es que las chinches no me dejan dormir..." --contestó Yomero con la voz temblorosa.
"Chinches? 'Tas loco ca'on. Son los moscos... Y ya deja dormir...!" contestó el vecino.
Yomero regresó a su cama bastante asustado y es que el bato estaba re feo y re grandote el desgraciado.
Trató de volver a dormir. Se tapó y comenzó a sudar. Pero no se destapaba. Prefería aguantarse y no rascarse para no hacerle ruido al negro. Poco a poco lo comenzó a vencer el sueño. Cuando estaba a punto de pasar a la fase más profunda del sueño, un nuevo ruido lo despertó: Alguien golpeaba en un cristal. Yomero abrió sus ojos [no necesitó ponerse los anteojos, porque Yomero dormía con los lentes puestos, ya que si no soñaba borroso] y afinó el oido. El reloj marcaba 01:00 am. Nuevamente el ruido... Era un ruido como el que se escucha cuando golpeas con una moneda de un peso en un cristal de gota que está en una puerta de lámina metálica, misma que cierra una habitación con techo de lamina de asbesto y paredes pintadas de cal, con dos weyes durmiento dentro.
"Ora que?" --pensó Yomero. ¿Quién podría ser a esta hora?" Se quedó calladito y fingió dormir. "Van a despertar al trinche negro...!"
Pero el vecino ni se movió.
"Seguramente ha de ser una de las hijas de doña Febro" -- pensó Yomero.
Y es que doña Febro tenía como 6 hijas, todas en edad de merecer, y Yomero se sabía irresistible. "Ha de querer desquitar sus más bajos instintos conmigo. Hasta que la revolución me hizo justicia..!"
Esperó. No se quiso dar a conocer por facilote. Al siguiente toquido se levantó en silencio [ni de los alacranes se acordó] y abrió la puerta con cuidado. Se asomó ...
Continuará...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A que Yomero tan calenturiento (lo digo porque el calor no lo dejaba dormir), yo le hubiera recomendado a Yomero esas botas hasta las pompas para que no le hicieran nada los alacranes, saludos.

Anónimo dijo...

jajajaja ! espero que no se le vaya a aparecer "el que no es bueno" por que ahí si botas hasta las pompas !