lunes, 12 de noviembre de 2007

Nunca te olvidaré Duquesa!!!

Después de mucho tiempo sin publicar una aventura de Yomero, aquí les dejo esta que no es muy larga, pero en lo personal me gusta bastante.

Pues corrían los tiempos de la revolución [o al menos bastante cerca de ese entonces] y Yomero andaba de novio-tierno con una fémina de corta existencia [si Ud. pertenece al club oficial de fans de Yomero o a cualquier otro club u organización no oficial de seguidoras de Yomero, y quiere decirle hasta de que se va a morir por lo que va a leer, llame al 1-800-I-HATE-U, y exprese todo su odio. Nuestras operadoras están esperando. Shame sha mismo!!].

En realidad Yomero disfrutaba la compañía de la mencionada fémina, pero lo que más disfrutaba era el trato que los papás de ella le daban: lo mandaban a comprar el pan, que saca la basura, que ve al súper, que compra el periódico, que si el domingo te vienes temprano porque vamos a pintar la casa, etc, etc & etc…

La familia de ella estaba integrada por sus papás, un hermano mayor y una diminuta y peluda perra de raza criolla, llamada Duquesa. Duquesa era uno de los integrantes más queridos de la familia [por supuesto que después de Yomero] y tenía mas de 12 años de edad, que en ‘años perro’ vendrían siendo como 84 ‘años hombre’ [de acuerdo a lo comentado con Mr. Feets en días anteriores].

A veces le costaba un poco de trabajo caminar, y no veía bien con un ojo. Pero Duquesa era el ser más amado por la multimencionada fémina [ahora sí incluso más que Yomero] y dormían, comían y vivían juntas todo el tiempo. Todo parecía ser felicidad, pero en el aire flotaba la extraña sensación de que la desgracia rondaba a la familia.

Y entonces sucedió, que un mal día Duquesa despertó pero no se podía levantar de la cama. Febronia [los nombres de los protagonistas han sido cambiados por razones de su propia seguridad, excepto el de Duquesa] llamó muy temprano a Yomero [y el de Yomero] por teléfono, hecha un mar de lágrimas… Yomero no titubeó: Se puso los jeans sobre el pijama y salió corriendo hacia la casa de Febronia, como alma que lleva el diablo.

Duquesa yacía tranquila, sin quejarse. Su expresión parecía feliz, sólo que no podía caminar. Al poco rato llegó el veterinario, quien la revisó detalladamente. Toda la familia, incluido Yomero miraban preocupados. El doctor frunció el entrecejo, tomó del hombro al papá de Febronia y juntos salieron de la habitación.

La camioneta del veterinario partió, y el papá de Febronia regresó con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo que el doctor había dicho que todo estaba bien, que sólo era algo temporal y que con las medicinas que había recomendado, todo estaría bien dentro de poco. Febronia dio un salto de alegría y al poco todos estaban desayunando tranquilamente.

Los días transcurrían y Duquesa no se levantaba de su cama. Había estado tomando la medicina, pero no parecía mejorar. Tampoco empeoraba, pero otra vez Febronia se empezaba a preocupar.

---“Tiene que decirme la verdad”—dijo Yomero a Don Estanislao, mientras los dos lavaban la camioneta, “Febronia tiene que saberlo todo”.
Don Estanislao [o sea el papá de Febronia] se quedó petrificado y bajó la mirada.
--“Muchacho”---dijo el señor muy contrariado, “tienes que prometerme que no le dirás nada a Febronia. Eso sería muy duro para ella…”

Y fue así como Yomero se enteró de que los días de Duquesa estaban contados. Yomero no se atrevía a mirar a Febronia a los ojos, temeroso de ser descubierto. Debía guardar el secreto y evitar que el dolor se extendiera.

“Rrrriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnn!!!!!!!---sonó el teléfono a las 5 de la mañana.
“Yomero, Yomero, tienes que venir ahora mismo!---gritaba Febronia al teléfono mientras Yomero trababa de despertar. Es Duquesa!!!!!!!.

Continuará…

1 comentario:

Alessandro dijo...

Y luego que paso, ¿porque no lo puso completo? Ing.